lunes, 21 de junio de 2010

Reseña: Memorias de una adolescente amnésica




Hace ya unos meses me encontré con la sorpresa de que uno de mis cantantes favoritos (de nacionalidad japonesa) tendría un papel en la más reciente película dirigida por Hans Canosa (director al que, mis disculpas, realmente no conozco), basada en el libro Memoirs of a teenage amnesiac (Memorias de una adolescente amnésica), de Gabrielle Zevin, autora a la que no había leído en mi vida, esencialmente porque nunca ha sido traducida al español, y si bien soy una bibliómana para la que el idioma inglés no representa un problema a la hora de comprar y leer un libro que me interese, nunca me había cruzado con dicha novela.

En fin, resulta que este director decidió hacer una adaptación del libro; por lo que he leído cambió bastante la historia, pues de llevarse a cabo con chicos de preparatoria, en una ciudad de EEUU (en este momento no recuerdo cuál), se transportó a una universidad de Tokio, Japón, siendo sus tres protagonistas los señores Tegoshi Yuya (integrante de la banda de Pop japonés NewS y actor de un par de cosillas, el drama My boss, my hero, entre otras series y películas), Horikita Maki (hermosísima actriz que me encantó desde que la vi en el drama Nobuta wo produce) y Ken’ichi Matsuyama (deleitante actor que interpretó al legendario e inmortal L Lawliett, de la saga de películas de Death Note) y otros actores estadounidenses de quienes no conozco sus habilidades histriónicas, aunque creo que una de ellas es la muchachita que protagonizaba Unfabulous (serie de la cadena Nickelodeon).

La película se estrenaba el 27 de marzo, cumpleaños de mi hermana mayor, lo recuerdo bien… sabrá Dios cuándo tendré la oportunidad de verla, fue lo que pensé, así que opté por, aunque sólo fuera eso, leerme el libro. Horrible sorpresa me deparó al no encontrarlo en ninguna librería a la que fui… al final me conformé por escucharlo en una divertida versión audiolibro que me encontré por azares del destino en Youtube mientras buscaba un trailer subtitulado de la película.

Debo decir de entrada que el libro en sí, no es la mejor obra que conozco, aunque me pareció muy divertido, sin duda se queda sólo con el título de literatura romántica dirigida a las adolescentes, plagada de situaciones con las que casi cualquier joven se puede identificar, lo que la hace, ciertamente, cliché en cualquier sentido y desde cualquier ángulo que decidas verla, y sin embargo, cumple con todas las funciones literarias que de una novela actual se espera: no puedo decir que es una joya literaria, no llega ni a los talones de Romeo & Juliet, ni nada por el estilo, pero es un libro fácil y sencillo, delicioso para una tarde de ocio en la que se quiera recordar a ese primer amor entrañable que terminó mostrándote que en la realidad el amor es maravilloso y doloroso, volátil, camaleónico y, no importa cuánto lo neguemos, limitado, y, por supuesto, aquel amor que a la fuerza te enseñó que, en la vida real, jamás encontrarás a un príncipe azul que ha esperado cien años por ti, perfecto, súper poderoso, popular y medio hueco, sin personalidad concreta y bien al estilo de tu clásico Gary Stu (si es que saben a qué me refiero...).

La historia trata sobre Naomi, una adolescente de dieciséis años que, tras un accidente bastante hilarante, despierta dándose cuenta de que ha olvidado los últimos cuatro años de su vida: no recuerda a su novio –ni porqué demonios es su novio-, no comprende por qué su mejor amigo, al que no recuerda, la llama jefe… se encuentra a sí misma sin saber acerca de la nueva familia de su madre, la prometida de su padre, y, por supuesto, sin entender por qué o cómo se convirtió en la persona que descubre que es: alguien ajena, a quien no comprende, e incluso llega a detestar. Trata sobre nuevos comienzos, amores nacientes y la magia de redescubrirse a uno mismo, a través de las situaciones y personas que te rodean.

Cuando escuché este libro (muy a mi pesar sólo lo escuché, pero me bastó) hubo muchas cosas que me impresionaron, principalmente algo que el padre de la protagonista le dice para consolarla, un discurso lleno de emotividad y verdades, una lección de vida que se aprende, muchas veces de una manera triste:

Sucede, cariño. Al final, te olvidas de todo. Primero olvidas todo lo que aprendiste –las fechas del Tratado de Hay-Herran y el Teorema de Pitágoras. Olvidas especialmente todo aquello que realmente no aprendiste, sino que memorizaste la noche anterior. Olvidas los nombres de todos tus maestros, excepto uno o dos que eventualmente olvidarás también. Olvidas tu horario de clases y dónde solías sentarte, el número de teléfono de la casa de tu mejor amigo y la letra de aquella canción que seguramente escuchaste un millón de veces. En mi caso fue algo de Simon & Garfunkel. Quién sabe que será para ti. Y, eventual, aunque lentamente, olvidarás tus humillaciones, incluso aquellas que parecían imborrables simplemente terminarán desvaneciéndose. Olvidas quién era cool y quién no, quién era bonita, inteligente, atlético (a) y quién no. Olvidas quién fue a una buena universidad; quién hizo las mejores fiestas; quién te colmaba la paciencia… Los olvidas a todos. También a los que dijiste que amabas, e incluso a los que realmente amaste: esos son los últimos que se van. Y una vez que olvidaste lo suficiente, amas a alguien más. –Traducción adaptada del fragmento extraído de Lovemytwilight.


Cuando olvidas lo suficiente… me recuerda a aquel chiste popular que asegura que “El amor eterno dura sólo tres meses”…


Zevin se ganó mis aplausos con una buena trama; romántica, ligera, divertida y, en cierto modo, reveladora, en la que muestra que a veces llegamos a un punto en nuestra vida en la que las actitudes mecánicas y rutinarias borran de nuestra atención los placeres de conocer y disfrutar el camino que recorremos, y de pronto despertamos sin saber cómo es que llegamos a ese punto… te recuerda también, que la vida y el tiempo, contrario a lo que dicen algunas baladas de amor, sí curan las heridas, y que, mientras estés con vida, siempre tienes la oportunidad de detenerte y pensar, de recordar, de olvidar, de amar, de perdonar, nunca es demasiado tarde ni demasiado temprano; sólo hay momentos exactos, actitudes asertivas y carencias de ambos.

Con un final, muchos dirían, un tanto cliché y esperado, que, sin embargo, tiene un aire romanticista, hogareño, sencillo, abierto y acogedor, Zevin nos presenta una lección de vida y un lugar al que regresar, algo que hace que ese silencio se convierta en algún tipo de canción, “del tipo de las que tarareas sin saber qué es o por qué la tarareas, de ese tipo de las que siempre has conocido”.



Como bonus, les dejo el trailer de la película, Dareka ga Watashi ni Kisu wo Shita (Alguien me ha besado), sólo por si se animan…


El link del audiolibro: Memoirs of a teenage amnesiac