Mi jefa directa, la encargada de la revista es una persona vivaz y hermosa, llena de sed de aventuras y una energía que parece inagotable para perseguirlas. Tiene una mente radical y, siguiendo con la línea de la sinceridad, cierto es que no todo el tiempo estoy de acuerdo con lo que dice, pero respeto su valor para exteriorizar opiniones que muchos nos guardamos para no atraer conflictos.
Fue ella quien, durante todo el tiempo que trabajé ahí, me recomendó Fahrenheit 451: era su libro favorito y, según ella una de las mejores películas que había visto.
Nunca tuve la oportunidad de ver la adaptación de 1966, pero sí que me leí el libro y así como me lo había dicho ella, pasó a estar en la repisa de mis tesoros literarios.
Este año, la HBO sacó una película basada en la novela y, como es obvio, la esperé con ansias, sobre todo cuando me enteré de que el protagonista sería Michael B. Jordan (cualquier excusa es buena para ver a ese hombre, sin embargo).
He de decir que la película no es una adaptación tan fiel, pero conserva el punto de la historia, la decadencia de la sociedad que busca una falsa felicidad, el control de los medios y los gobiernos.
Lo esencial sigue ahí.
¿Disfruté los cambios? Sí.
Creo que para las nuevas generaciones, esta es una adaptación en la que ven un mundo que les es de alguna manera familiar, y ciertos cambios, verdaderamente provocan el impacto necesario para entender el universo del libro, además, el final es mucho más impactante y a la vez, esperanzador.
La recomiendo.