"¡Qué extraña cosa es el conocimiento! Una vez que ha penetrado en la mente, se aferra a ella como la hiedra a la roca. A veces quería sacudir de mí todos los pensamientos, todas las sensaciones, pero aprendí que sólo había un modo de olvidar esa sensación, y ese medio era la muerte, a la que temía sin comprender".
Luchó la criatura contra la maldad, mas por su apariencia y antinaturalidad, fue despreciada sin obtener una oportunidad para redimirse, para ser bueno y virtuoso, como era su deseo, en lugar de eso, fue envileciéndose con las penurias que tuvo que vivir. Su sufrimiento fue lo que le hizo "malvado", lo que le convirtió en asesino, la respuesta de odio ante cualquier tentativa de hacer el bien, lo volvió el "monstruo" que todos adivinaban al ver su deforme apariencia.
"¿Piensa, sueña acaso, que entonces era sordo a la sensibilidad y el remordimiento? Él [...] no ha sufrido con las desgrasias ocurridas la milésima parte de lo que he sufrido yo provocándolas. Un egoísmo terrible me impulsaba a ello, mientras mi corazón se veía envenenado por el remordimiento. [...] Mi corazón estaba preparado para responder al amor y a la simpatía y cuando me vi arrastrado al mal y al odio, el corazón mío soportó ese cambio con torturas que usted puede imaginar.
Así fue como enfocó todo su rencor hacia la causa de sus sufrimientos: el abandono de un creador cobarde e irresponsable que le negó lo más básico que debe entregar un progenitor: el amor, la protección, la comprensión... ¿se refleja esto es la sociedad y los tiempos que vivimos? ¿Podemos encontrar el resentimiento disfrazado de maldad que oculta la inherente bondad del ser?
¿Qué es "ser"? ¿Podemos ser a través y a pesar de otros?
"El mal se convirtió entonces en bien para mí. Después de llegar a tales extremos no me quedaba otro recurso que adaptarme al camino por mí elegido."
Frankenstein es sin duda un monstruo, no aquel gigante de miembros cocidos con alambre y tornillos en el cuello, que la ignorancia ha popularizado y malinterpretado. Frankenstein es el monstruo que le dio vida a una criatura sin analizar previamente lo que hacía y que al menor indicio de verse obligado a responsabilizarse de algo fuera de sus cálculos, huyó cobarde, dejando al pobre malnacido que con el tiempo se convertiría en el mero reflejo del rencor que terminaría enfocando por completo en su creador... pero, ¿puede una criatura a la que jamás enseñaron otra cosa que desprecio, considerarse el verdadero monstruo? ¿No es acaso el mero reflejo de sus infortunios? ¿Está en nosotros, ignorantes espectadores de su sufrimiento el juzgarlo, el arrojar la primera piedra?
"¿No era injusto? ¿Es equitativo que yo sea juzgado como criminal, como el único criminal, cuando toda la raza humana pecó contra mí?
¿Quién es el culpable? ¿El creador maldito que se precipitó con los delirios de grandeza y juventud a crear algo que no comprendía? ¿La sociedad superflua incapaz de aceptar a la criatura desamparada, juzgándola inmediatamente tan sólo por su apariencia? ¿La criatura que no habiendo conocido el cariño en carne propia, vio odio como recompensa de sus débiles súplicas de pertenecer?