Hay pocos libros que me hayan conmovido tanto como Los ojos del perro siberiano de Antonio de Santa Ana.
La historia es acerca de una familia. El hijo menor descubre de pronto que su hermano mayor, que abandonó la casa cuando él tenía cinco y que en consecuencia no recuerda bien y con el que no siente una unión especial tiene SIDA. Va a morir.
Desde entonces, el narrador empieza a crear una unión fraternal con Ezequiel, su hermano, y descubre cosas de él, de la vida, de cómo una enfermedad terminal "te da más ganas de vivir que de morir".
El libro es ligero, exquisito y cautivador. Leerlo es un placer, lástima que sea tan corto... o quizás no, quizás si fuera más largo, sería agónico e insoportable. No lo sé. Quizás el libro solo es y así está bien.
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