martes, 31 de marzo de 2020

Frases: El Zorro de Isabel Allende

Título original: El zorro
Autor: Isabel Allende
Año de publicación: 2005
Calificación: 3 de 5

Empezó a practicar la habilidad de leer la expresión corporal y así descubrir que no siempre las palabras corresponden a las intenciones. Concluyó que los mayores resultaban por lo general fáciles de doblegar, que los vehementes eran menos sinceros, que la arrogancia era propia de los ignorantes, que los aduladores solían ser ruines.
Sobre Bernardo (83, 84)
Diego de la Vega nunca olvidó la lección; el mal sabor de la injusticia le quedó pata siempre en lo más recóndito de la memoria y volvería a emerger una y otra vez, determinando el curso de su vida 
(87)
Había dado la vuelta al mundo varias veces, conocía tierras tan extrañas como las descritas en sus fabulosos mapas y había estafo a punto de morir tantas veces, que le había perdido el miedo a la vida.
Sobre Santiago de León (108)
A Agnes le quedó grabada en la memoria la imagen de esa mujer, que sin ser joven ni bella lo parecía por su forma ondulante de caminar, su voz somnolienta y su fragancia efímera.
Sobre Josefina Bonaparte (131)
Diego no estaba seguro de sus razones [para ayudar a ambos bandos, franceses y guerrilleros]; detestaba toda forma de traición y perfidia, además le gustaba el juego y el riesgo [...]. -"Es inútil buscar justicia en este caso, Bernardo, porque no la hay por ninguna parte. Sólo podemos evitar la violencia. Estoy harto de tanto horror, tantas atrocidades. Nada hay de noble o glorioso en la guerra".
(134)
Sabía que el propósito del duelo no es vencer sino enfrentarse a la muerte con nobleza para descubrir la calidad de la propia alma.
Sobre Manuel Escalante (153)
[...]  de poco servía ser un experto en el manejo del acero, si no se estaba revestida de valor y serenidad para arrastrar el peligro.
Manuel Escalante (154)
Buscar la justicia, alimentar al hambriento, vestir al desnudo, proteger a viudas y huérfanos, hospedar al extranjero y no verter sangre de inocentes.
La justicia (156)
El placer irresistible de la aventura.
Sobre Diego (161)
Es bien sabido que ningún hombre bien amado por las mujeres, se jacta de sus conquistas.
(169)
Los hombres son torpes, los ciega el deseo, saben muy poco de placer.
(310)
Moncada no era hombre de vicios estupendos, como Laffite, sino de mezquindades. «Y ésas, como todo e mundo sabe, no tienen cura».
Juliana (317)
No hay verdades absolutas, todo pasa por el filtro del observador. La memoria es frágil y caprichosa, cada uno recuerda y olvida según su conveniencia. El pasado es un cuaderno de muchas hojas, donde anotamos la vida con una tinta que cambia según el estado de ánimo.
Isabel a Bernardo (379)
Las mujeres bellas se afean con la edad. Las mujeres como yo envejecen no más, y algunas hasta mejoran de aspecto.
(381) 

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