viernes, 8 de enero de 2016

Ficha técnica del libro: Un libro de más de cien años. Peter Pan de J. M. Barrie




Número del reto: 1
Nombre del reto: Un libro de más de cien años.
Título del libro: Peter  and Wendy (Peter Pan, en español).
Primer año de publicación: 1911.
Autor: James Matthew Barrie
País de Procedencia: Inglaterra
Idioma original: Inglés
Editorial: EMU (Editores Mexicanos Unidos, s. a.)
País de impresión: México
Año de publicación: 2007
ISBN: 978-968-15-2268-1
Número de páginas: 192






Reseña:

"Todo niño y toda niña, excepto uno, se hacen mayores".
Peter Pan es sin duda alguna uno de los personajes más memorables de la literatura infantil del siglo XX, conocido a través de adaptaciones en todas las artes (desde esculturas, pinturas, obras teatrales, literarias y cinematográficas, etc.), ha servido también de inspiración en historias que han basado sus cimientos en los principios, frases y personajes que James Matthew Barrie creó para este trascendente relato. Tan famoso e impactante ha sido, que incluso sirvió para dar nombre a un síndrome dentro del área psicológica moderna.
James Matthew Barrie, conocido como J. M. Barrie, nació en Kirriemuir, Escocia, el 9 de mayo de 1860. Fue un periodista, novelista y escritor teatral. Se dice de él que tuvo una vida llena de pesares y que pasó de la infancia a la adultez, sin tener realmente los cambios de la pubertad. No medía más de metro y medio de estatura, situación por la que probablemente se sentía más cómodo con niños que con adultos.
A los cinco años de edad, sufrió la muerte de su hermano mayor, David, evento que dejó marcada a la familia y traumatizada a la madre, Margaret, quien se recluyó a sí misma en el recuerdo de su hijo fallecido, dejando de lado a sus demás vástagos (luego preguntamos el por qué de la relación necesidad-desprecio que tiene Peter con las madres).
En fin, que dentro de su círculo de amistades, se encontraban distintos escritores, hoy famosos, como Arthur Conan Doyle, Robert Louis Stevenson y Thomas Hardy, sin embargo, fue especialmente unido a la familia Llewelyn-Davies; Arthur, Sylvia y sus cinco hijos, George, John, Peter, Michael y Nicholas, a quienes conoció hacia 1989, en los jardines de Kensington. Al morir ambos padres, Barrie se hizo tutor de los cinco muchachos.
Como dato interesante: George murió en la primera guerra mundial (en minúsculas, porque fue un evento detestable) en 1915; Michael se ahogó en 1921 (presumiblemente en un pacto suicida); y Peter se suicidó poco después lanzándose, cual Anna Karenina, a las vías del tren en Londres...

Peter Pan, es el personaje y la obra más conocida de Barrie. Su primera aparición fue en el libro
El pequeño pájaro blanco de 1902. Dos años más tarde, en 1904, se estrena la obra teatral Peter Pan y al iniciar la siguiente década, se publica la historia como el entrañable libro "infantil" que conocemos hoy en día como Peter & Wendy.

El argumento
Wendy, John y Michael, son los tres hijos de los señores Darling, que entre sueños visitan la isla del País de Nunca Jamás, y entre velos ven y conocen el nombre de Peter Pan.
Una noche, la niñera perra de los niños, Nana, captura una sombra al cerrar la ventana, y la señora Darling decide guardarla en un cajón. La sombra era nada más y nada menos que del mismísimo Peter Pan, quien, encantado con las historias para dormir que se contaban en la casa de los Darling, acudía a la ventana a escuchar con atención.
Una noche en que los señores Darling saldrían a una fiesta y la pobre niñera había sido castigada y amarrada en el jardín, Peter aprovechó y entró a la habitación de los niños para recuperar su sombra e intentar pegarla con jabón, cosa que obviamente no funcionó y terminó por llorar en el piso, despertando así a Wendy, quien comenzó esta épica aventura con un "Niño, ¿por qué lloras?".
Después de coser la sombra de Peter a sus pies, y de un intercambio coqueto e inocentón, Peter invita a Wendy a ser su madre y de todos los niños en Nunca Jamás, y así decide llevar a los tres hermanos a su país, con la ayuda del polvo de hadas que le roba a Campanita, un hada grosera y enamorada de él.
El viaje dura días de angustia para los tres hermanos que vivían entre aventuras y mortificaciones, pues apenas aprendían a volar y su guía, Peter, se olvidaba constantemente de ellos, dejándolos atrás y teniendo que presentarse de nuevo, continuamente, hasta que llegaron a la isla que los "llamaba" como si siempre los hubiera estado esperando.
En Nunca Jamás, viven aventuras con los niños perdidos, los pieles rojas, sirenas, hadas, cocodrilos, los piratas y su capitán y más grande enemigo de Peter, el temible James Garfio.

Opinión personal: El libro, está narrado en tercera persona, con un narrador omnisciente que constantemente rompe la cuarta barrera, dirigiéndose al lector como un público plural.
No pretendo analizar esta obra que, a mi parecer, como toda buena obra "infantil" es el reflejo de ese anhelo de la infancia en la edad adulta. Creo que es un libro que abarca una gran variedad de temas, que en muchos sentidos, reflejan un poco la biografía del autor, entre ellos la relación familiar, el concepto de madre como la figura de protección y cariño incondicional, la negación a enfrentarse al mundo adulto, la inocencia, la infancia, etc.
Una de las cosas que más llamó mi atención, es obviamente, el mítico personaje: Peter, ese niño para el que no había diferencia entre la ficción y la realidad. La verdad es que es la primera vez que leo el libro, pero, por supuesto, vi, en mi infancia, una y otra vez la película de Disney, así como otras adaptaciones, cinematográficas, televisivas, de cómics, y demás. Siempre creí que Peter era un personaje engreído y desagradable (exceptuando el personaje de Robin Williams, actor por el que tuve una pequeña obsesión)... pero me sorprendió mucho lo ligero que lo volvieron en las adaptaciones... lo interesante es cómo el personaje original puede incluso llegar a parecerte malo en ciertos pasajes: se olvida descaradamente de todos, se acredita todas las buenas ideas de los demás, obliga a los otros a hacer su santa voluntad, mata y degolla sólo por vivir aventuras que, a veces son olvidadas en el mismo instante en que son vividas, es orgulloso, vanidoso, presuntuoso, egocéntrico y egoísta... pero, por otra parte, busca siempre ganar limpiamente, apoya siempre a los débiles, no le importa sacrificarse por salvar a alguien durante sus aventuras, es inocente y siempre perdona a los que le hacen mal (más por que olvida los agravios en un abrir y cerrar de ojos que por ser noble o humilde).
El personaje de Peter podría ser envidiable y destestable, pero, en el fondo, te gana porque te deja ver que, por debajo de toda esa actitud engreída y maleducada, es sólo un niño inocente y solitario, falto de seguridad y amor verdadero... de alguna u otra manera, esa negación a crecer, a olvidar la alegría, de madurar y formar parte del mundo adulto, es algo con lo que muchos adultos podríamos identificarnos en determinado momento de nuestras vidas y que, de muchas maneras, podría ponernos de parte de Peter. A mí, aunque sigo pensando que es un personaje engreído y egoísta, me ha fascinado y enternecido al final, partiéndome el corazón con la alusión a sus pesadillas... aunque no me gustaría conocerlo por nada del mundo jajaja.
En la historia, se nos maneja a Wendy como la figura materna que, entre juego y juego, trata de ocuparse de Peter y los niños perdidos: Tootles, Nibs, Slightly, Curly, los gemelos y por añadidura, John y Michael, teniendo siempre esta rivalidad con Campanita que, de alguna manera la ve como una enemiga, supongo... rivalidad femenina, pues, no hay más.
Una de las partes que más me ha enternecido y entristecido es cuando Wendy y Peter están fingiendo ser los padres de los niños perdidos, se ponen a bailar y Peter le pregunta asustado a Wendy si en verdad no es él el padre, si no es nada más que un juego, aterrado, supongo, de ver sus más grandes temores hechos realidad: madurar y ser un adulto.
El País de Nunca Jamás, obvia alusión a las fantasías y juegos propios de la infancia, me ha impactado mucho de diversas maneras: por supuesto, contiene en él todo lo necesario para las aventuras que cualquier niño de finales del siglo XIX y principios del siglo XX pudiese desear, y tiene como centro de todo a Peter, el niño que nunca crece, que siempre olvida para no madurar, para limpiarse de sentimientos negativos que lo harán crecer.
Probablemente por la época, pero me ha impactado y repelido un poquito la facilidad con la que se habla de la muerte: no entiendo cómo es que los puritanos no lo han prohibido ya en todo el mundo.
El olvido de Peter me ha fascinado muchísimo también: creo que es lo que lo mantiene siendo niño, siendo inocente... ese mismo olvido, esa inocencia perpetua, el movimiento continuo, las aventuras sin fin, son lo que lo hacen ser él: no podría seguir siendo tan transparente, alegre, inocente e insensato si no olvidara con tanta facilidad... pero me ha parecido muy doloroso cuando al final te das cuenta de que olvida con igual facilidad tanto a Campanita (de quien ni siquiera lamenta o recuerda su muerte) y Garfio (que supuestamente era su peor enemigo, y que, a mi parecer, no era tan malo después de todo), así como va olvidando a Wendy, Jane y como te augura que olvidará a Margaret...
El libro me ha gustado, pero también me ha dolido de muchas maneras.

Calificación: 8

Frases: Perdón... son muchas...
Su mente romántica era como esas cajitas que traen del misterioso Oriente, donde unas están dentro de otras y que por muchas que vaya uno sacando, siempre hay una más. La boca dulce de la señora Darling guardaba un beso que Wendy suponía imposible de conseguir, aunque claramente visible en la comisura de su lado derecho.
Sobre la señora Darling, p. 13
También nosotros hemos estado allí: aún podemos oír el ruido del oleaje, aunque ya no desembarcaremos jamás.
Sobre Nunca Jamás, p. 18
Los niños viven las aventuras más extrañas sin inmutarse.
p.19 
No le daba miedo, pues tenía la impresión de haberlo visto ya en las caras de muchas mujeres que no tienen hijos. 
La señora Darling pensando en Peter, p. 21
[...] pero la señora Darling nunca vitupereaba a Peter: había algo en la comisura derecha de su boca que le impedía insultarlo.
p. 24
[Las lámparas] Son los ojos que dejan las madres para que vigilen a sus hijos.
Señora Darling a Michael, p. 33 
Las estrellas son hermosas, pero no pueden tomar parte en nada, lo único que pueden hacer es mirar y mirar, nada más. Fue un castigo impuesto por algo que hicieron hace tanto tiempo, que ninguna estrella se acuerda ya de lo que fue. 
p. 33
-Oh, no lloraré- dijo Peter, que ya se creía que no había llorado en su vida.
Peter a Wendy, p. 38
Sucede, Wendy, que cuando el primer bebé se rió por vez primera, su risa se rompió en mil pedazos que salieron por los aires, y ése fue el origen de las hadas.
Peter a Wendy, p. 40
Las niñas son demasiado listas para caerse de sus cochecitos.
 Peter a Wendy, p. 43
Él regresó con un brillo codicioso en los ojos que debería haberla puesto en guardia, pero no fue así.
Sobre Peter y Wendy, p. 45 
La segunda a la derecha y todo recto hasta el amanecer. Ése, según lo dicho por Peter a Wendy, era el camino para llegar al País de Nunca Jamás, pero ni siquiera los pájaros, teniendo mapas y consultándolos en las esquinas expuestas al viento, podrían haberlo avistado siguiendo tales instrucciones. Lo que sucedía era que Peter decía lo primero que se le ocurría.
p. 51
 [...] y al cabo de muchas lunas llegaron allí y, lo que es más, resulta que habían estado viajando sin desviarse todo el tiempo, quizás no tanto debido a la dirección de Peter o de Campanita como al hecho de que la propia isla los estaba esperando, Sólo así se pueden avistar esas mágicas costas.
Sobre el País de Nunca Jamás, p. 54
Campanita no era mala del todo; o más bien, sí era toda maldad en aquel momento, pero, por otro lado, a veces era toda bondad. Las hadas tienen que ser una cosa o la otra, porque al ser tan pequeñas desgraciadamente sólo tienen sitio para un sentimiento por vez.
p. 60
 Quizás esté asustada de estar muerta.
Peter sobre Wendy, p. 74
 La diferencia entre los demás chicos y él en un momento como ése era que ellos sabían que todo era fingido, mientras que para él lo fingido y lo real eran exactamente lo mismo.
Sobre Peter Pan y los niños perdidos, p. 78
La ficción le resultaba tan real que durante una comida de ese tipo se podía ver cómo se iba llenando.
Sobre Peter, p.87
 [Wendy] estaba absolutamente convencida de que siempre tendrían la ventana abierta para que ella regresara volando y esto la tranquilizaba por completo.
Wendy sobre sus padres, p. 88 
 ¿Acaso no está escrito en el libro de la tribu que por el agua no hay camino que lleve al paraíso de los cazadores? Sin embargo, tenía una expresión impasible: era hija de un jefe y como tal debía morir. Con eso era suficiente.
Sobre Tigridia, p. 96 
 Lo fácil habría sido esperar a que los piratas se hubieran ido, pero él nunca optaba por lo fácil.
Sobre Peter, p. 96 
Y a partir de entonces siempre le pareció que si se pudiera tener un pirata mascota, elegiría a Smee.
Wendy, p. 99
No fue dolor, sino lo injusto del asunto, [sic] lo que dejó a Peter absolutamente indefenso. Sólo podía mirar, horrorizado. Toda niña o todo niño reacciona así la primera vez que se les trata injustamente. A lo único que piensan que tienen derecho cuando se le acercan a uno de buena fe es a un trato justo. Después que uno haya sido injusto con ellos [,] seguirán queriéndolo, pero nunca volverán a ser los mismos. Nadie supera la primera injusticia: nadie excepto Peter. Se topaba a menudo con ella, pero siempre la olvidaba. Supongo que ésa era la auténtica diferencia entre todos los demás y él.
Sobre Peter, p.105
Unos pálidos rayos de luz se deslizaron por las aguas y luego se oyó un sonido que al mismo tiempo era el más musical y el más triste del mundo: las sirenas cantando a la luna.
p. 107
 [...] morir será una aventura impresionante.
Peter Pan, p. 107
[...] ya que estaba luchando contra la marea y a veces lo lograba y cuando lo lograba, Peter, siempre de parte del bando más débil, no podía evitar aplaudir: qué trozo de papel tan valiente.
sobre la pájara de Nunca Jamás, p. 109
 Pues bien, no sólo no podían entenderse, sino que además acabaron por perder la paciencia.
Sobre Peter y la pájara de Nunca Jamás, p. 110
Claro que no deseaba un cambio, pero la miró inquieto, parpadeando, ¿sabes? Como si no estuviera seguro de estar despierto o dormido.
Sobre Peter, p. 118
Dice que le encanta no tener modales.
Peter sobre Campanita, p. 119
-Si supieran lo maravilloso que es el amor de una madre- les dijo Wendy en tono de triunfo-, no tendrían miedo.
Wendy, p. 123
Ese era el final del cuento que le gustaba tanto a los niños y a la bella narradora. Es que todo era como debía ser. Nos marchamos tan contentos, portándonos como los seres más crueles del mundo, que es lo que son los niños, a pesar de que atraen mucho, y nos lo pasamos estupendamente sin pensar en nadie más que en nosotros mismos. Pero cuando necesitamos ese cariño inigualable volvemos noblemente al hogar, convencidos de que seremos recibidos con un abrazo en lugar de aporreados.
p. 124
 Efectivamente, tan grande era su fe en el amor de una madre que pensaban que podían permitirse ser un poco más crueles.
p. 124
Aún así es mejor tener cuidado y nadie sabe tan deprisa como un niño cuándo debe ceder [sic].
p.125 
Sabían en lo que llamaban el fondo de su corazón que uno puede arreglárselas muy bien sin una madre y que sólo son las madres las que piensan que no es así.
p.125
-No, no- le dijo a Wendy terminantemente-, puede que al verme diga que soy muy mayor, y yo lo único que quiero es ser siempre un niño y divertirme.
Peter, p. 128
Lo cierto es que Peter tenía un algo que sacaba de quicio al capitán pirata. No era su valor, no era su atractivo aspecto, no era... No debemos andarnos con rodeos, pues sabemos muy bien lo que era y no nos queda más remedio que decirlo. Era la arrogancia de Peter.
p. 134 
[...] la mente genial de Garfio había penetrado por debajo de la superficie de Slightly, buscando no efectos, sino causas y su júbilo demostraba que las había encontrado.
p. 138
Ajeno a la tragedia que había tenido lugar arriba, Peter, [sic] había seguido tocando la flauta alegremente durante algún rato, en un triste intento por demostrarse a sí mismo que no le importaba.
p. 140
 La laguna cabalgaba por un cielo nublado.
p. 145
No sé por qué resultaba tan inmensamente patético, a menos que fuera porque era tan patéticamente inconsciente de ello.
Sobre Smee, p. 147
 ¡La buena educación! Por muy bajo que hubiera caído, todavía sabía que esto es lo realmente importante.
Sobre Garfio, p. 148
[...] y, aunque era algo tonto, sabía que sólo las madres están siempre dispuestas a hacer de parachoques.
Sobre Tootles, p. 151
Sin darnos cuenta, a todos nos han sucedido cosas extrañas a lo largo de nuestra vida sin que durante cierto tiempo tomemos conciencia de que han ocurrido.
p. 155
 -Pan, ¿quién y qué eres?- exclamó roncamente
-Soy la juventud, soy la alegría- respondió Peter.
Garfio y Peter, p. 163
Aquella noche tuvo una de sus pesadillas y lloró mucho mientras dormía a pesar de que Wendy lo tenía bien protegido entre sus brazos.
Sobre Peter, p. 166
 Eso es lo único que somos, mirones. Nadie nos quiere. Así que vamos a mirar y a soltar mordacidades, con la esperanza de que alguna logre incomodar intensamente a alguien.
p. 169
La razón era tan sencilla: - Yo también la quiero. No podemos tenerla los dos, señora.
Peter sobre Wendy a la señora Darling, p. 174
 Tenía alegrías innumerables que otros niños jamás llegan a conocer, pero estaba contemplando por la ventana la única felicidad a la que jamás podría aspirar.
Sobre Peter, p. 177
Naturalmente, Peter se lo prometió y luego se alejó volando. Se llevó consigo el beso de la señora Darling. El beso que no había sido para nadie más, Peter lo consiguió con gran facilidad. Curioso. Pero ella parecía satisfecha.
Sobre Peter, p. 182
Al cabo de un tiempo ni siquiera podían salir volando detrás de sus sombreros. Falta de práctica, decían ellos, pero lo que en realidad quería decir aquello era que ya no creían.
Sobre los niños perdidos, p. 183
 Wendy era adulta. No tienen que apenarse por ella. Era de las que les gusta crecer. Al final crecía por su propia voluntad un día más deprisa que las demás niñas.
p. 184
La nombraron Jane y siempre tuvo una mirada extrañamente interrogante, como si desde el momento en que llegó al mundo quisiera hacer preguntas.
p. 185
-¿Por qué ya no puedes volar, madre?
-Porque he crecido, mi amor. Cuando la gente crece, se olvida de cómo se hace.
Jane y Wendy, p. 186
Espérame siempre y una noche me oirás graznar.
Peter a Wendy, p. 186
-Pero, fíjate qué pena, se olvidó de mí- dijo Wendy sonriendo. Así de adulta era.
Wendy sobre Peter a Jane, p. 187 
Ella revolvió con las manos el pelo de aquel trágico niño. Ya no era una niña desolada por él: era una mujer adulta que sonreía por todo ello, pero era una sonrisa un poco triste.
Sobre Wendy, p. 188 y 189
Es que tú no sabes volar.
Jane a Wendy, p. 191
Jane es ahora una persona mayor común y corriente, con una hija llamada Margaret. Cuando llega la primavera, salvo cuando se le olvida, Peter viene a buscar a Margaret para la limpieza de cada año y se la lleva al país de Nunca Jamás, donde ella le cuenta historias sobre él mismo, que él escucha con avidez. Y la historia se repetirá cuando Margaret crezca y tenga una hija que a su vez será madre de Peter, y mientras los niños y las niñas sean alegres, inocentes e insensatos.
p. 191 



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