lunes, 15 de febrero de 2016

"American Gods" de Neil Gaiman

Escuchando: Hasta que el cuerpo aguante - Mago de OZ




DATOS DEL LIBRO:
Título original: American Gods
Año de publicación: 2001
País de publicación: EE.UU.
Tipo: entrega única
Género: Fantasía / Suspenso
Narrador: 3ra. persona, omnisciente.
Autor: Neil Gaiman

Mi mejor amiga es fan perjurada de Neil Gaiman, por sus comics más que por sus libros, porque hasta donde sé, sólo ha leído la mitad de Coraline y porque se lo regalé de cumpleaños este año jajaja.
Bueno, el caso es que ella habla tanto de Gaiman que me decidí a leerlo yo también, pero yo me he ido por sus novelas... y vaya que no me arrepiento.
En realidad, cuando leí la reseña de la contraportada y cuando vi la portada, el libro no me pareció impresionante ni nada... me parecía demasiado ambiguo y sentí que no me llevaría a ninguna parte, pero como ya había leído El océano al final del camino, decidí que valía la pena darle una oportunidad y vaya que agradezco haberlo hecho.
Decir que el libro me ha encantado es quedarme corta... en realidad lo he amado.
Reconozco que dar una buena reseña sin spoilers es totalmente imposible, pero, dado que se viene la serie (grititos de fangirl extasiada en el fondo), pues he decidido hacer un par de comentarios junto con las frases que más me han gustado.

CUIDADO: ZONA DE SPOILERS
Shadow está a punto de salir de la cárcel: una semana para regresar a casa con su esposa, de la que está locamente enamorado, su mejor amigo, que conserva un buen empleo para él, y una vida a la que está totalmente seguro de que quiere regresar... hasta que las personas a su alrededor comienzan a actuar raro, soltándole mensajes encriptados sobre el peligro de salir al mundo en esos momentos.
Sin embargo, las cosas se adelantan para Shadow, viéndose con permiso de salir ante de lo previsto, todo para asistir al funeral de su esposa, que acaba de fallecer en un accidente de carro junto con su mejor amigo. Ahora Shadow no tiene nada fuera, excepto el funeral de su esposa, cero esperanzas de encontrar trabajo o de reformarse de cualquier manera. 
En el vuelo hacia el funeral de Laura, se encuentra con un singular sujeto que se hace llamar Wednesday, quien le ofrece un empleo como su guardaespaldas, que, por diversas circunstancias, Shadow se ve orillado a "aceptar". A partir de ese momento, Shadow comienza a encontrarse con personajes fuera de lo común que lo hacen cuestionarse sus creencias y su posición en la vida: la magia, la mitología y la cultura humana se mezclan para crear una intrincada red que tendrá que descubrir, en la que no sabe quien es quien, ni de qué manera encaja él en todo este embrollo de locura.
El libro está narrado en tercera persona, contado en su mayoría desde la perspectiva de Shadow, aunque hay algunas partes en las que se pasa a otros personajes, como introduciendo esta red de marañas.
Combina muchos personajes mitológicos, dándoles un perfecto matiz de convivencia en el que todo encaja de buena manera, dando lógica a esa gigantesca masa heterogénea que representan las diferentes culturas que conviven entre sí.

Lo que me gustó: TODO jajajaja... ya en serio. Soy fanática de la mitología, así que el hecho de que convine tantas me ha encantado. Me ha gustado mucho como explica esa convivencia entre culturas tan diferentes, provocada por la migración en EEUU, dándoles sentido y realidad, sin negar ninguna y respetando a todas las que menciona.
El misterio es bueno, en realidad, durante casi toda la novela vas a ciegas, puesto que Shadow se empeña en borrar su pasado, así que ir descubriendo de donde viene y a donde va, se convirtió en una de mis obsesiones (aunque puede que a otros les desagrade).
También me ha gustado que, aunque la mayoría de los personajes mitológicos no dan su nombre, es posible identificarlos con rasgos sutiles (el ojo de vidrio para el dios tuerto, por ejemplo), pero también me ha encantado que, al no conocer todas las mitologías, me motivó a investigar, aunque en realidad sigues disfrutando del libro sin saber quiénes son la mayoría de sus dioses (obvio que lo disfrutas más sabiéndolo).
Los personajes... fueron preciosos todos, no por ser tiernos, sino por ser excelentemente logrados.
Lo que no me gustó: en realidad no es que no me haya gustado, más bien, siento que el libro sería más comprensible si tuviera pies de página con referencias cruzadas o aclaraciones para ciertos aspectos culturales (me ha costado encontrar a un par de dioses). Me hubiera gustado que mencionara más dioses de las culturas naturales de América... aunque mencionó a los Cherokees, se ha quedado corto con ellos (aunque me ha gustado el tinte sabio, calmado y natural que les ha dado), y ni qué decir con los mayas, aztecas, incas... aunque entiendo que habría sido mucho y que en realidad iba enfocado a esos dioses traídos de lejos, me hubiera gustado ver más de lo nuestro ToT


Frases
—De ningún hombre cabe decir que ha sido feliz — respondió Sombra— hasta que ha muerto. (Herodoto)

Había algo que había aprendido muy pronto: en la cárcel cada cual cumple su propia condena. No puedes cumplir condena por otro. (Sombra)

—¿Me llamarás diosa? ¿Me rezarás? ¿Me adorarás con tu cuerpo? (Bilquis)

—Adoro tus pezones, de los que mana la leche de la vida. Tus besos saben a miel y tu tacto abrasa como el fuego, y yo lo adoro —empieza a pronunciar las palabras de forma más rítmica, al compás del movimiento y del balanceo de sus cuerpos—. Tráeme tu lujuria por la mañana, y tráeme tu alivio y tu bendición por la noche. Déjame andar sin peligro por lugares oscuros y deja que vuelva para dormir a tu lado y hacerte el amor una vez más. Te adoro con todo mi ser, con toda mi alma, con todos los lugares en los que he estado y con mis sueño [...] Tus ojos son como estrellas, ardiendo en, joder, el firmamento, y tus labios son olas que lamen suavemente la arena y yo los adoro. [...] —Concédeme tu don —murmura, pero ya ni siquiera sabe lo que dice—, tu único y verdadero don y hazme sentir siempre…(Hombre a Bilquis)

—Lo he hecho —dijo Sweeney como si le estuviera confiando el mayor de los secretos— con gracia y estilo. Así lo he hecho.

Su lugar está en el vertedero de la historia mientras que gente como yo circulamos en limusina por las superautopistas del mañana. (Cyberchico)

—Dile que hemos reprogramado la realidad. Dile que el lenguaje es un virus y la religión un sistema operativo,y las oraciones no son más que spam. Díselo o te juro que te mato —concluyó el chico, con suavidad, parapetado tras el humo. (Cyberchico)

—Todo esto tiene que ver con el puto paradigma dominante, Sombra. Todo lo demás no importa. (Miércoles)

Todas las horas hieren. La última mata. —ANTIGUO PROVERBIO

—Bien —Wednesday sonrió—. Hoy en día se habla demasiado. Hablar, hablar, hablar. Este país iría mucho mejor si la gente aprendiera a sufrir en silencio.

»Los dioses mueren. Y cuando mueren de verdad nadie los llora ni los recuerda. Las ideas son más difíciles de matar que las personas, pero también se pueden eliminar, en definitiva.

—¿Cómo queréis el café? —preguntó a sus invitados —. Aquí lo tomamos negro como la noche, y dulce como el pecado. (Zorya Utrennyaya)

Esta vez, Sombra optó por una estrategia más audaz. Aprovechaba cualquier oportunidad, por pequeña que fuera, y movía sin pensar, sin pararse a reflexionar. Y esta vez sonreía mientras jugaba; y cuando Czernobog movía una de sus fichas, sonreía todavía más.

No tengo ni idea de qué estamos hablando, ni de qué es lo que ha pasado hoy; en realidad no entiendo prácticamente nada de lo que ha sucedido desde que salí de la cárcel. Simplemente me dejo llevar, ¿lo entiendes? (Sombra)

Lo que hay que tener presente para entender la historia de Estados Unidos —escribió el señor Ibis en su diario con tapas de cuero—, es que es ficticia, algo tan simple como un boceto a carboncillo que hasta los niños, o los que se aburren con facilidad, pueden entender. En su mayor parte está todavía sin investigar, sin imaginar, sin meditar; es la representación de la cosa y no la cosa en sí. Es una gran ficción —se detuvo un momento para entintar la pluma y organizar sus pensamientos— que Estados Unidos fuera una nación fundada por peregrinos, anhelantes de libertad para creer en lo que quisieran, que vinieron a las Américas, se dispersaron, se reprodujeron y llenaron la tierra vacía.
En verdad, las colonias americanas eran tanto un vertedero como un lugar de huida, un lugar para olvidar.  En un tiempo en el que en Londres te podían ahorcar del Árbol Triple de Tyburn por robar doce peniques, las Américas se convirtieron en un símbolo de clemencia, de segunda oportunidad.

Somos como el viento. Soplamos en ambas direcciones. (Piskie)

—Señora Libertad. Como muchos de los dioses que los estadounidenses tanto aprecian, una extranjera. [...] La Libertad —bramó Wednesday— es una ramera con la que hay que acostarse sobre un colchón de cadáveres. [...] Ya puedes levantar la antorcha tanto como quieras, querida, que todavía tienes ratas en el vestido y semen frío corriendo por tus piernas.

—Ésa —dijo Wednesday, mientras arrancaba el coche — es la eterna locura del hombre. Siempre buscando la dulce carne, sin percatarse de que no es más que una bonita cubierta para los huesos. Comida para los gusanos.

—Éste es el único país del mundo —dijo Wednesday, en mitad del silencio— que se preocupa por lo que es. El resto de países saben lo que son. Nadie busca el corazón de Noruega ni busca el alma de Mozambique. Saben lo que son.

No, en Estados Unidos algunos todavía sienten la llamada del vacío trascendente y responden a
ella construyendo una maqueta de un lugar que nunca han visitado con botellas de cerveza, o levantando un gigantesco refugio para murciélagos en una zona del país no frecuentada por los murciélagos. Atracciones turísticas a pie de carretera: la gente se siente atraída por ciertos lugares donde, en otras partes del mundo, reconocerían esa parte de sí mismos que es verdaderamente
trascendente, y compran un perrito caliente, se dan un paseo y se sienten satisfechos a un nivel que no son capaces de explicar, y profundamente insatisfechos a un nivel muy por debajo. (Wednesday)

TODO FINAL ES UN NUEVO COMIENZO. (Tarjeta de la suerte)

—Te voy a decir una cosa —dijo el señor Nancy—. Hay veces que el tiempo entre dos comidas puede alargarse mucho. Si alguien te ofrece algo de comer, tú lo aceptas. Ya no soy tan joven como antes, pero créeme si te digo que nunca hay que dejar pasar una oportunidad para mear, comer o cerrar los ojos media hora.

—No parecen muy simpáticos —dijo Nancy—. Una historia es una buena manera de llegar a la gente.

»Apenas tenemos influencia, afrontémoslo y admitámoslo de una vez. Nos aprovechamos de ellos, les robamos, y así vamos tirando; nos desnudamos, nos prostituimos y bebemos demasiado; ponemos gasolina y robamos; engañamos y existimos en las grietas que hay en los márgenes de la sociedad. Somos viejos dioses en este nuevo mundo sin dioses». (Wednesday)

—Ahora, como todos vosotros habréis podido comprobar ya, están apareciendo nuevos dioses en
América, que se aferran a nuevas formas de fe: dioses de tarjeta de crédito y de autopista, de Internet y del teléfono, de la radio, del hospital y de la televisión, dioses del plástico, de los buscas y del neón. Dioses orgullosos, criaturas necias y gordas, felices de ser tan novedosos y estar adquiriendo tanta importancia.

»Saben de nuestra existencia, y nos temen, y también nos odian —continuó Odín—. Os engañáis si pensáis lo contrario. Nos destruirán si pueden. Ha llegado el momento de aunar nuestras fuerzas. Ha llegado el momento de actuar.

Bajo los árboles, la nieve en polvo crujía bajo sus pies. Se alegraba de tener aquellos productos químicos para calentar las manos y los pies, que evitaban que sus extremidades se congelaran. Pero, aun así, estaba entumecido: entumecido el corazón, entumecida la mente, entumecida el alma. Y aquel entumecimiento, pensó, venía de muy lejos y duraba ya mucho. (Sombra)

—Contaba que, hace cinco mil años, los lóbulos cerebrales se fusionaron, y antes de eso la gente pensaba que cuando hablaba el lóbulo derecho era la voz de un dios que les decía lo que tenían que hacer. ¡Pero está todo en el cerebro!
—Me gusta más mi teoría —dijo Sombra.
—¿Cuál es tu teoría?
—Que por aquel entonces la gente se tropezaba de vez en cuando con los dioses. (Sam y Sombra)

—Estás como una puta cabra. Pero molas. (Sam)
—Creo que es eso que llaman la condición humana — dijo Sombra

—Vale —dijo ella—. Buena pregunta. Soy la caja tonta. Soy la televisión. Soy el ojo que todo lo ve y el mundo del rayo catódico. Soy el pequeño santuario que las familias adoran.

Nosotros somos el hoy y el mañana. Tus amigos no son ya ni el ayer. (Comunicación)

la muerte es una industria (Sr. Ibis / Thot)

Fue una transición fácil. En definitiva eres lo que los demás creen que eres. (Sr. Ibis / Thot)

Todo está ahí, cualquiera puede verlo con sus propios ojos. (Sr. Ibis / Thot)

me da mucha pena cuando los estudiosos encuentran otro cráneo que les confunde, algo que perteneció a una persona que identifican de forma errónea, o cuando encuentran estatuas o artefactos que les llevan por el camino equivocado; porque ellos conciben lo inusual, pero no lo imposible, y precisamente por eso siento lástima por ellos, porque si algo resulta ser imposible ya no es susceptible de ser creído, sea verdad o no. (Sr. Ibis / Thot)

Cuando eres viejo ya no tienes fuerza para luchar. Entonces te mueres.(Jacquel / Anubis)

Huir de un mundo en el que los opiáceos se han convertido en la religión de las masas. (Sweeney el loco)

es tan cierto como que el agua moja, que los días son largos y que los amigos siempre acaban por decepcionarte. (Sweeney el loco)

—Las despedidas están sobrevaloradas. (Wednesday)

En toda guerra hay dos bandos, y ambos creen tener la razón de su parte. Los más peligrosos son los que hacen lo que hacen única y exclusivamente porque creen que es, sin duda alguna, lo que hay que hacer. Eso es precisamente lo que los hace peligrosos. (Wednesday)

El timo del violinista era francamente bonito. Juega con la codicia y la avaricia de las personas, como
todos los grandes timos. También se puede estafar a las personas honradas, pero cuesta más. (Wednesday)

porque sabe que el tren y el tiempo no esperan a nadie. (Wednesday)

era como ver a un lobo acechando a un cervatillo demasiado joven para saber que, si no echa a correr en ese mismo momento, acabará en algún lejano claro, con una bandada de cuervos dispuestos a rebañar la carne de sus huesos. (Sombra)

Lo tenía todo: emoción, subterfugio, portabilidad, sorpresa. (Wednesday)

Ésta no es tierra de dioses

—No tardarán en caer y la gente de las estrellas conocerá a los terrícolas. De su encuentro nacerán héroes, y hombres que matarán monstruos y que aportarán nuevos conocimientos, pero ninguno de ellos será un dios. Éste no es un buen lugar para los dioses.

se notaba que había probado los tragos más amargos de la vida, pero que al final le habían sabido a whisky, y del bueno. (Sobre Hinzelmann)

el camino siempre parece más largo cuando uno no lo conoce… ¿No lo ha pensado nunca? La primera vez se hace eterno, pero después, cuando lo conoces, parece que no tardas nada. (Hinzelmann)

«A mi modo de ver, una ciudad sin biblioteca no es una ciudad. Puede que se llame a sí misma ciudad, pero si no tiene una biblioteca no merece tal nombre». (Hinzelmann)

I’ll tell you all my secrets
But I lie about my past
So send me off to bed forevermore (Cita de TOM WAITS)

Las Vegas se ha convertido en una ciudad de ensueño pintada por un niño

aunque ha tenido una vida muy dura, pero a pesar de todo es tan dulce como la miel (Sobre Marguerite Olsen)

El secreto es éste: la gente juega para perder dinero. Van al casino por ese momento que les hace sentir vivos, para girar la ruleta, volver con las cartas y perderse a sí mismos, con las monedas, en las tragaperras. Quieren saber que son importantes. Por mucho que alardeen de las noches en que ganaron, del dinero que se llevaron del casino, en el fondo, lo que atesoran en secreto son las veces que perdieron. Es una especie de sacrificio. 

un secreto que nadie conoce, salvo tú, es el secreto más poderoso que pueda existir. (Wednesday)

Tres pueden guardar un secreto, si dos de ellos están muertos. (Cita de Ben Franklin)

En el mundo de Sombra, la suerte, la buena suerte, era algo que acompañaba a otra gente, nunca a él.

si salvas la vida de un hombre, eres responsable de ella (Proverbio chino)

«Es verdad lo que dicen —pensó Sombra—. Si eres capaz de fingir la sinceridad, tienes el éxito asegurado».

«Ningún hombre es una isla», proclamaba Donne, y se equivocaba. Si no fuésemos islas estaríamos perdidos, ahogados en las tragedias ajenas. Estamos aislados (y no olvidemos que la palabra aislado significa literalmente «hecho una isla») de las tragedias ajenas, por nuestra naturaleza insular y por el esquema repetitivo de las historias. Conocemos el esquema, y este no cambia. Hubo un ser humano que nació, vivió y, de una forma u otra, murió. Ya está. Los detalles se pueden rellenar de acuerdo con la propia experiencia. Es tan poco original como cualquier otra historia, y tan única como cualquier otra vida. Las vidas son copos de nieve: únicos en los detalles, forman modelos que ya hemos visto antes, pero parecen idénticos como los guisantes de una misma vaina (Ibis / Thot)

Necesitamos relatos individuales. Sin individuos solo vemos cifras [...] A través de las historias individuales, las estadísticas se convierten en personas — pero incluso eso es mentira, porque las personas continúan sufriendo en cifras que en sí mismas son aburridas y carecen de significado

Trazamos nuestras fronteras alrededor de estos momentos de dolor, y permanecemos en nuestras islas, donde no pueden herirnos. Los cubrimos con una capa suave, segura y nacarada que hace que resbalen, como una perla, sobre nuestras almas sin llegar a dañarlas.

La ficción nos permite deslizarnos al interior de esas otras cabezas, de esos otros lugares, y mirar a través de los ojos del otro. En el relato nos detenemos justo antes de morir, o morimos de forma vicaria y sin sufrir daño alguno, y en el mundo que está fuera del relato pasamos la página o cerramos el libro, y continuamos con nuestra vida. Una vida, que es, como cualquier otra, diferente de cualquier otra.

La vida como una mercancía, los seres humanos como una propiedad.

Pero Wututu continuaba llorando, caminando con el corazón abrumado, sintiendo el dolor, la rabia y el miedo como solo un niño puede sentirlos: de forma abrumadora y descarnada.

Había quedado impregnado en la madera: el olor del miedo, de la bilis, de la diarrea, de la muerte, de la fiebre, de la locura, del odio. (Wututu)

Le enseño, pero no entiende qué es lo valioso, lo único que ve es lo que puede hacer con ello. Le entrego un diamante, pero a ella solo le importan los cristales vistosos. (Wututu)

—No se trata solo de que tú prosperes y tus enemigos encuentren la ruina. Es algo más —le dijo Mamá Zuzú. (Wututu)

—Si quieres cumplir mis años, ponte siempre en lo peor. (Wednesday)

—Juegas con las cartas tan cerca del pecho que ni siquiera estoy seguro de que sean cartas. (Sombra)

También me han dicho que se habían perdido, pero los blancos siempre se pierden cuando no les ponen sus señales. (Whiskey Jack, Wisakedjack)

Es un gilipollas; siempre lo ha sido y siempre lo será. Algunas personas son gilipollas y punto, no hay más que rascar. (Johnny Chapman)

Los blancos estáis locos.  (Whiskey Jack, Wisakedjack)

Ya han ganado. Y tú ya has perdido. Igual que mi gente contra el hombre blanco. Ganaron ellos. Y cuando perdían, firmaban un tratado. Luego rompieron los tratados. Y volvieron a ganar. No pienso volver a luchar por otra causa perdida.  (Whiskey Jack, Wisakedjack)

sació el hambre de mitos de la nación con calorías vacías (Johnny Chapman sobre Paul Bunyan)

—Mejor un zorro vivo que un lobo muerto —apuntó Wednesday, con una voz tan profunda que parecía un rugido.

Como decían los periodistas de antes: si la verdad no es lo suficientemente grande, escribe la leyenda. Este país necesita sus propias leyendas. Pero incluso las propias leyendas ya no lo creen (Wednesday)

— Tú te das cuenta.
—Pero yo ya soy pasado. ¿A quién coño le importo?
—Eres un dios —dijo Sombra, con suavidad.
Wednesday lo miró con dureza. Parecía estar a punto de decir algo, pero se recostó en su asiento, miró la carta y no dijo más que:
—¿Y?
—Ser un dios no está nada mal.
—¿Tú crees? —replicó Wednesday,

—Espero que esté muerta —dijo, muy realista. (Marguerite Olsen sobre Alison)

—No estás muerto, pero tampoco estoy muy segura de que estés vivo. En el fondo, no. (Laura a Sombra)

pero estaba vivo, cachorrito. Quería cosas. Llenaba el espacio. (Laura sobre Robbie)

—Yo no estoy muerto. (Sombra)
—Puede que no —replicó Laura—. Pero ¿estás seguro de estar vivo?

«Eres una chica inmaterial en un mundo material». (Chico Cibernético a Bilquis)

Quiero un mundo limpio. Quiero ser dueño del mañana. Quiero evolución, devolución y revolución. Quiero llevar a los míos de los márgenes al centro de todo. Vosotros vivís en la clandestinidad, y eso no está nada bien. Nosotros queremos manejar el foco y ser protagonistas. Lleváis tanto tiempo bajo tierra que os habéis quedado ciegos como topos. (Chico Cibernético)

La fe tiene sus límites. Y están llegando al límite de lo que nos pueden dar. El vacío de credibilidad. (Chico Cibernético)

—Soy negra pero atractiva —susurra a la noche y a la lluvia—. Soy la rosa de Sharon, y el lirio de los valles. Retenedme con ánforas, reconfortadme con manzanas: estoy enferma de amor. (Bilquis)

Comienza a maldecir a su asesino: lo maldice en silencio, pues ya no puede mover los labios. Lo maldice en la vigilia y el sueño, en la vida y la muerte. Lo maldice como solo alguien que es mitad demonio por parte de padre puede maldecir. (Bilquis)

—«Eras una chica analógica en un mundo digital».   (Chico Cibernético)

—Puedo creer cosas que son verdad y también cosas que no lo son y cosas que nadie sabe si son verdad o mentira. [...] Mira: creo que las personas son perfectibles, que el conocimiento es infinito, que el mundo está dirigido por cárteles financieros secretos y que los extraterrestres nos visitan con cierta frecuencia, alienígenas buenos que parecen lémures arrugados, y alienígenas malos que mutilan el ganado y quieren apropiarse de nuestra agua y nuestras mujeres. Creo que el futuro es negro y creo que el futuro mola y creo que un día la Mujer Búfalo Blanco regresará y nos dará a todos una patada en el culo. Creo que todos los hombres son solo niños muy grandes con serios problemas de comunicación y que el declive del buen sexo en Estados Unidos comenzó con el declive de los motocines en todos los estados de la Unión. Creo que todos los políticos son unos impresentables sin sentido de la ética y también creo que son mejores que la alternativa. Creo que California se hundirá en el mar cuando se produzca el gran terremoto, mientras que Florida desaparecerá en medio de la locura, los caimanes y los vertidos tóxicos. Creo que los jabones antibacterianos están acabando con nuestras defensas y eso hará que el día menos pensado un catarro común nos borre a todos de la faz de la Tierra, como les sucedía a los marcianos en La guerra de los mundos. Creo que los poetas más grandes del pasado siglo fueron Edith Sitwell y Don Marquis, que el jade es esperma de dragón seco, y que hace miles de años, en una vida anterior, yo fui un chamán siberiano manco. Creo que el destino de la humanidad está escrito en las estrellas. Creo que las chuches estaban mucho más ricas cuando era pequeña, que es aerodinámicamente imposible que los abejorros vuelen, que la luz es a un tiempo onda y partícula, que en algún lugar del mundo hay un gato en una caja que está vivo y muerto al mismo tiempo (aunque si no abren nunca esa caja y no le dan de comer acabará estando muerto y muerto), y creo que en el universo hay estrellas miles de millones de años más antiguas que el propio universo. Creo en un dios personal que me cuida y se preocupa por mí y ve todo lo que hago. Creo en un dios impersonal que puso el universo en marcha y luego se fue de farra con sus novias y ni siquiera sabe que existo. Creo en un universo vacío y sin dios de caos causal, en el ruido de fondo y en la suerte pura y ciega. Creo que cualquiera que diga que el sexo está sobrevalorado lo dice porque nunca ha echado un buen polvo. Creo que cualquiera que diga que sabe lo que está pasando también miente en las cosas más simples. Creo en la sinceridad absoluta y en la sensatez de las mentiras piadosas. Creo en el derecho de elección de la mujer, en el derecho a la vida del bebé, en que toda vida humana es sagrada y en que eso no está reñido con la pena de muerte si damos por supuesto que se puede confiar en el sistema judicial, y creo también que solo un imbécil confiaría en el sistema judicial. Creo que la vida es un juego, que la vida es una broma cruel y que la vida es lo que sucede cuando estás vivo y que lo mejor que puedes hacer es tumbarte a la bartola y disfrutarla.(Sam Cuervo Negro)

La libertad de culto es también la libertad de elegir el culto equivocado. Del mismo modo que la libertad de expresión te garantiza el derecho a guardar silencio. (Comunicación)

—Creo que vuestras promesas y juramentos son papel mojado. Pero yo sí que pienso mantener mi palabra. (Wednesday)

—Sí, seguimos viviendo en la Tierra Elegida por Dios —dijo el locutor, pronunciando el eslogan final—. Lo único que hace falta saber ahora es: ¿cuáles son esos dioses?

—Los dioses son grandes —dijo Atsula, lentamente, como resumiendo un gran secreto—. Pero el corazón es aún más grande, pues es en nuestros corazones donde los dioses nacen, y el lugar al que deben regresar…

Determinar cuál es el centro exacto de cualquier cosa puede resultar, en el mejor de los casos, problemático. Con los seres vivos —personas, por ejemplo, o continentes— el problema es una cuestión de intangibilidad: ¿cuál es el centro de un hombre? ¿Dónde está el centro de un sueño?

—Lo importante no es cuál es —dijo el señor Nancy —. Lo importante es cuál cree la gente que es. En cualquier caso, es algo imaginario. Por eso es importante. La gente solo lucha por cosas imaginarias.

Lo que me asusta es la gente en la oscuridad. (Sombra)

el futuro de hoy es el ayer del mañana. (Sombra al chico cibernético)

—Solo hay un tío en toda la Biblia al que Jesús le prometió personalmente que vería el Paraíso. No fue ni Pedro ni Pablo, ni ninguno de ésos. Fue un ladrón convicto al que estaban ejecutando. No te metas con los que están en el corredor de la muerte; quizá saben algo que tú no sabes. (Sombra)

Podemos darte poder sobre lo que la gente cree, dice, viste y sueña. (Comunicación)

—No, tú ya estás muerto —dijo—. Tú eres un puto manuscrito gótico. No podrías ser hipertexto ni queriendo. Yo… yo soy sináptico, y tu sinóptico… (Chico cibernético)

—En un mundo en el que muere gente todos los días —dijo Comunicación—, creo que lo más importante es tener presente que por cada minuto de pena que sentimos por alguien que nos deja hay un minuto de júbilo cuando un bebé llega a este mundo. Ese primer llanto… en fin, es mágico, ¿no? Quizá suene un poco duro, pero la alegría y la pena son como la leche y las galletas. Casi no se puede concebir la una sin la otra.

Se sentía como si fuera dos personas distintas, o más de dos. Una parte de él se sentía bien: por fin había sido capaz de hacer algo. Se había movido. No habría importado si no quisiera vivir, pero quería, y eso lo cambiaba todo. Esperaba salir con vida de aquello, pero estaba dispuesto a morir si ese era el precio que había que pagar por estar vivo. Por un momento todo aquello le pareció muy divertido, lo más divertido del mundo, y se preguntó si Laura sabría apreciar aquella ironía. (Sombra)

Es fácil. Tiene su truco. O lo haces, o te mueres.

Si moría, pensó, si moría en ese mismo instante, en el árbol, habría merecido la pena aunque solo fuera por ese perfecto instante de absoluta locura. (Sombra)

Percibía el dolor en colores: el rojo de un letrero de bar, el verde de un semáforo en una noche de lluvia, el azul de una pantalla de vídeo vacía. (Sombra)

Ya sé que está amañada. Pero es la única partida de la ciudad. —CANADÁ BILL JONES

No se podía confiar en la ficción. ¿De qué servían los libros si no podían protegerte de algo así?

Uno de estos caminos te hará sabio, otro te hará sentir completo y otro te matará. (Bastet)

—Piensa que somos símbolos; somos el sueño que la humanidad crea para encontrarles un sentido a las sombras en las paredes de la caverna. Y ahora sigue tu camino. Tu cuerpo se está enfriando. Los locos se están reuniendo en la montaña. El tiempo apremia. (Bastet)

Ya no le quedaba miedo, ni odio, ni dolor. Nada, salvo la esencia. (Sombra)

—Vosotros habláis de los vivos y los muertos como si fueran dos categorías mutuamente excluyentes. Como si no pudiera existir un río que fuese también una carretera, o una canción que fuese también un color. (Ibis / Thot)

—No debes olvidar —dijo el señor Ibis, exasperado — que la vida y la muerte son dos caras de la misma moneda. Como la cara y la cruz de una moneda de veinticinco centavos. (Ibis / Thot)

No siempre recordamos las cosas que no hablan bien de nosotros. Las justificamos, las cubrimos con vistosas mentiras o con el espeso polvo del olvido. Todas las cosas que Sombra había hecho a lo largo de su vida y de las que no se sentía orgulloso, todo aquello que desearía haber hecho de otro modo o no haber hecho se le vino encima como un torbellino de culpa, remordimiento y vergüenza, sin que pudiera eludirlo de ningún modo. Estaba desnudo y abierto en canal como un cadáver sobre una mesa de autopsias, y Anubis, el oscuro, el dios chacal, era el forense, el fiscal y el juez.

—No solo no hay finales felices —dijo Bastet—. Ni siquiera hay finales.




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