miércoles, 5 de julio de 2017

Confesiones 05


Cuando era pequeña, mi madre me exigía cierto nivel: comportamiento, apariencia, calificaciones, modales. No recuerdo que me halagara por hacer las cosas bien. Sencillamente era como tenía que suceder y sólo me decía algo cuando me salía de esa línea.
Probablemente por eso, siempre que me daba cuenta de que comentaba mis acciones con otros adultos porque esos adultos me felicitaban o comentaban algo, me sentía rara y fuera de lugar.
Nunca he sabido lidiar con los halagos, siempre los siento falsos, los sé falsos e hipócritas, así que no me gustan.
Hace algunos años que me fui de casa y hace poco tuve que regresar por cuestiones de trabajo. Últimamente mi madre halaga todo lo que hago: comida, restauraciones, pinturas, los dibujos más sencillos... y no puedo evitar sentir que sus palabras son falsas y preguntarme qué es lo que quiere a cambio.

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