jueves, 27 de julio de 2017

Confesiones 27




Antes de sacar ficha para el examen de la universidad, nos hicieron un examen vocacional.
Cuando nos entregaron los resultados, todos recibieron una lista de no más de cinco carreras, siempre dentro del mismo ramo.
Yo, en cambio, recibí ocho hojas rellenas con un montón de carreras.
Era como si, clarividente, el psicólogo encargado del análisis de mi prueba hubiera sabido desde el instante en que tocó mi examen, que soy mala en todo, que no tengo vocación alguna. Que no sirvo... sencillamente se dedicó a enlistarlas todas porque no sabía qué más hacer. Creo que hubiese sido mejor que tan sólo me regresara una hoja en blanco. Se habría ahorrado el papel y la tinta.

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